Speak to inspire, que speak to impress ya lo hacen demasiados

Hace poco subí un post a Instagram con una frase que guardé en mis notas para utilizarla en el momento oportuno. Decía “Speak to inspire not to impress” (Habla para inspirar, no para impresionar).

La frase fue en su momento robada (por mí) a alguien y ha inspirado la quinta entrada de mi blog, número en el que prometí (a alguien) que comenzaría a compartir con todos esta andadura.

Tengo un objetivo (claro, de momento) con esta cuenta y es servir de inspiración. No sé si lo haré bien, regular o mal (No lo descarto) e imagino que en el camino tendré mayores y menores momentos de lucidez que como humano me permitiré sin meter más hierro al asunto.

Pero cuando digo servir de inspiración, me refiero a aportar algo positivo. Por muy minúsculo que sea, por poco revelador que parezca, me gustará compartirlo, porque si creo que es bueno para mí, podría serlo para otr@s. Ya que, aunque haya comenzado este proceso (Más solo que la una) la idea es avanzar acompañado.

Inconscientemente los primeros posts en el blog donde hablaba sobre temas concretos incluían experiencias de mi vida diaria. ¿Por qué escribo así? ¿Por qué tomo esas referencias? Puede ser que crea que ahí fuera esta la respuesta y valore mucho lo que pasa a mi alrededor. Mis amigos y otras personas podrán sentirse identificados en lo que escribo porque gran parte de mi inspiración es gracias a ellos.

Ya me aconsejen un libro, una serie o una cuenta de Instagram, me den simplemente los buenos días por la vía que sea o mantengamos una conversación, que sepan que mientras escriba estaré pensando en ellos. Esta es mi forma de elogiarles y alentarles a seguir haciendo lo que hacen, que no es otra que inspirar.

Una fuente muy real de inspiración para mí son las RRSS. Veo Personas que aportan mucho y bueno, personas que solo se quejan, burlan o están muy enfadadas y después personas cuya misión es juzgar deliberadamente todo lo que pasa por delante de sus ojos -estos últimos, por favor, pueden ir saliendo con sus mascarillas uno a uno del despacho-. No veo la necesidad, no entiendo a los que ni comen, ni dejan comer. Si estos últimos no existiesen, los primeros brotarían como florecillas en primavera, porque a los buenos, a veces, nada les hace más daño que las voces de los otros en sus cabezas.

Lo cierto es que, venga de donde venga la inspiración me crea un gustito desmedido y haber aprendido a apreciar las pequeñas cosas me sitúa en una posición idónea para exteriorizarlo. Si bien no dispongo del bagaje lingüístico que me gustaría (todo a su tiempo) tengo las ganas y como “coser y cantar todo es empezar”, pues – ahí vamos.

Por estos y otros motivos, este proyecto que a primera vista parece no tener muchas pretensiones, para mí es probablemente lo más atrevido que he hecho en la vida. De primeras, exponerme a la crítica y aceptarla sea cual sea ya lo convierte para mí en algo bastante ambicioso.

El nombre del Blog es The Good Fomo. Es algo así como El buen “miedo a perderse algo” en inglés, Fear Of Missing Out. Surge de la inquietud y la curiosidad sobre lo que me rodea y de algún modo, del miedo a no aprovechar los beneficios que cada cosa puede aportarnos. Escribiré sobre todo lo que me apetezca, ya sea sobre lo bien que me cae Rossy de Palma o sobre temas más profundos (el reto es el mismo).

Y me gustaría que participarais todos, pero esta vez no depende de mí. Los invitados serán los que quieran estar. Así que, con esta simple y llana forma de transmitir (de momento me apaño) mando un abrazo a todos l@s inspirador@s y quien quiera pasarse (que venga llorado eso sí) esta es su casa.

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